Recuerdo mi paso por las
oposiciones, hace ya unos cuantos años, cuando junto a mis compañeros de
academia pensábamos: “¡Puede que nos quiten la vida, pero jamás la libertad!”[1],
¡y justo!, todavía seguimos vivos.
Siempre empiezo mis clase a las
8:00 en el instituto, aunque haya un gran club de alumnos y alumnas que llegué
tarde siempre. Cuando ya son las 8:15 comenzamos a “dar cera y pulir cera”[2],
pero recordando aquella frase habitual en todos mis inicios de curso:
-“¡Os haré una oferta que no
rechazaréis![3], todos
tendréis un 10 desde el principio y lo tendréis que conservar.
Por este motivo y motivación,
todos mis alumnos viajan continuamente por la senda de color amarillo como hizo
la protagonista del Mago de Oz cuando
sonaba la música acompañada de la letra que decía: “sigue, sigue, sigue, sigue,
sigue los ladrillos amarillos”[4].
Hay días que mi alumnado está muy
motivado, días como el que les propuse crear su propio
“supercalifragilistocoespiralidoso”[5]
como recurso del que pudiésemos extraer el eslogan publicitario de un coche. Este
turismo, que venderíamos subvencionado por una marca para pagar nuestro viaje
académico del año, sirvió de apoyo económico para las familias más
desfavorecidas.
Conseguimos tanto dinero que
pudimos dar la vuelta al mundo, pero siempre hubo quien sintió nostalgia de su
hogar y dijo: -¡Mi casa, mi teléfono![6]
Una de las noches, en mi habitación, reflexioné
con mis años estudiantiles, pensando cómo habían cambiado los métodos
didácticos. Ahora ya no se sentaban los jóvenes en sus aulas y atendían al
profesor en sus largos monólogos; ahora el año escolar se desarrollaba a partir
de noviembre y consistía en realizar un viaje por distintos países para
aprender las diversas materias del currículo de forma práctica y en grupo.
Siempre se dedicaban los primeros meses del curso, normalmente de septiembre a
noviembre a recaudar fondos económicos para ayudar a las familias a sufragar
los gastos del curso viajero.
Pensé: -¿si ahora estamos en 2030
y desarrollamos la enseñanza de este modo, cómo serán nuestras clases dentro de
30 años más?, ante las posibilidades del futuro deduje “que siempre tendremos
París”[7].
[1] William Wallace (Mel Gibson) (1995)
Braveheart.
[2] Sr.
Kesuke Miyagi (Pat Morita) (1984) The
karate kid.
[3]
Adaptación de la frase. Vito Corleone (Marlon Brando) (1972) El padrino.
[4] Glinda
(Billie Burke) y Dorothy (Judy Garland) (1939) El mago de Oz.
[5] Mary Poppins (Julie Andrews)
(1964) Mary Poppins.
[6] E.T.
(1982) E. T. El extratrerrestre.
[7] Rick Blaine (Humphrey Bogart)
(1942) Casablanca.
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